Hace casi un año que no publico nada en este blog. He intentado escribir algunas cosas. Quise hablar de la influencia de los medios en las personas y viceversa, de feminismo, de comida, de arte, de películas, de educación... pero en medo de todo eso también quería escribir esto. Les tengo una duda existencial:

¿Quién decide lo que es sano en nuestras relaciones?
En mi última manzana defendí a morir que no había que querer ser necesitados. Que lo mejor era tratar siempre de ser personas lo más completas posible porque el amor no se da entre medias naranjas sino entre frutas completas. Hoy vengo a decir que todo eso está muy bien, pero no hay que echarle demasiada crema a nuestros tacos.
En la universidad llevo una materia llamada teoría de la empresa. Al principio me enojaba mucho cuando el profesor decía cosas que sonaban muy bonitas en papel, pero no eran aplicables a la realidad. Apenas hoy capté que por algo el nombre de la clase es TEORÍA. No siempre podemos esperar que lo que suena bien en papel funcione en el mundo real.
¿Cómo se aplica eso a las relaciones que tenemos?
Este año descubrí (por las malas) que no es nada grato vivir haciendo un esfuerzo descomunal por no necesitar a quienes quieres. Una cosa es no desear que la felicidad ajena dependa de ti, pero rechazar la idea con tal fervor que termines alejando a la gente y condicionando el cariño que se te tiene tampoco es agradable. Una cosa es saber que tu felicidad depende sólo de ti, y otra es vivir tratando todo el tiempo de demostrarlo. La estabilidad emocional es hermosa, pero en nuestras relaciones no es lo único que existe. Hay que tomar en cuenta la complicidad, la confianza, el romanticismo. El hecho de que un "te necesito" rara vez es literal, y que lo mismo sucede con un "eres mío/mía". Se trata de cuidar nuestras actitudes, no de vivir aterrados de decir las cosas que nos brotan del alma (porque son bonitas mientras no lleven malicia).
"Porque las mejores historias de amor no se escribieron desde la basal. Porque los grandes poetas jamás dijeron “creo que no me molesta tanto compartir mi tiempo contigo”. Porque Joaquín Sabina no escribió “y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres” pensando en lo importante que era recordar que su felicidad no dependía de otra persona.
Pues no, no lo hace. Y tampoco está bien querer que alguien te necesite para estar bien, pero vivir con miedo a decir algo apasionado que pueda sonar demasiado fuerte es una tontería. Lo que yo quiero escribir es arte, no un libro de autoayuda. Y no somos básculas para vivir hallando el equilibrio entre interés e indiferencia. Somos carne, y la carne se quema cuando la pones al fuego."
No sé, sólo necesitaba decir que (aunque es importante evitar promover o aspirar a la codependencia) a veces hace falta recordar no tomarnos tan en serio. Tengan una bonita semana, comenten por favor, y espero estarlos saludando de nuevo pronto.
M. De Pavía
5 comentarios:
:)
eres una genio, te quiero y admiro tanto <3
María, escribe de esos temas que mencionaste, te quedan muy bien los blogs
Me gustó muchísimo. A menudo pienso en lo que escribiste y generalmente concluyo lo que concluiste.
Te quiero desde lejos.
Es interesante tu opinión sobre el amor, lo es más, porque la haces desde tu perspectiva, lo cual la hace un pensamiento tuyo, un pensamiento que nació de tu experiencia. Por otra parte, sería enriquecedor que pudieras leer a Erich Fromm. Él tiene una obra intitulada "El Arte de Amar". Fromm parte, en esa obra, planteando que el amor es un arte y expone que, como toda arte, el mismo requiere de conocimiento y esfuerzo. Dentro de sus planteamientos iniciales destaca lo siguiente:
1. Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar
2. La gente cree que amar es sencillo y lo difícil es encontrar un objeto apropiado para amar -o para ser amado por él.
3- El amor es un arte, tal como es un arte el vivir. El proceso de aprender de un arte puede dividirse convenientemente en dos partes: una, el dominio de la teoría; la otra, el dominio de la práctica. Pero, aparte del aprendizaje de la teoría y la práctica, un tercer factor es necesario para llegar a dominar cualquier arte: nada en el mundo debe ser más importante que el arte. Esto es válido para la música, la medicina, la carpintería y el amor.
Quizá, en este último punto radique el motivo de que la gente de nuestra cultura, en su mayoría, a pesar de sus evidentes fracasos, sólo en tan contadas ocasiones trata de aprender ese arte. No obstante el profundo anhelo de amor, casi todo lo demás tiene más importancia que el amor: éxito, prestigio, dinero, poder; dedicamos casi toda nuestra energía a descubrir la forma de alcanzar esos objetivos y muy poca aprende el arte del amor.
Erich, cierra su capitulo con esta retorica: ¿Sucede acaso que sólo se consideran dignas de ser aprendidas las cosas que pueden proporcionarnos dinero o prestigio, y que el amor, que sólo beneficia al alma, pero que no proporciona ventajas en el sentido moderno, sea un lijo por el cual no tenemos derecho a fartar muchas energías?
Esto es un resumen muy corto del primer capítulo de la obra de Fromm. Erich es un referente en temas de amor, no te cuento más porque me gustaría despertar tu curiosidad porque lo leas.
Por último, me llamo la atención tu gusto por la música de Sabina. ¡Qué buen gusto!
Atentamente
Aldo Jurado
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