17 de abril de 2012

Nueva Armónica

Mi manzana de hoy es de pocas palabras. Se trata de presumirles dos cosas:

1) Mi más nuevo amor platónico: MI ARMÓNICA!!! (Siempre había querido una!)
2) Atención a todos: les informo que tengo la mejor hermana del mundo. Muéranse de envidia.
(Ella sabía que yo moría por tocar la armónica algún día, así que me la regaló de cumpleaños [nota: 2 de abril, pa' los despistados]. No es genial?)

FOTO:



Pequeño dato curioso: cuando era pequeña veía que en las películas los presos tocaban la armónica, y por muchos años quise ir a prisión sólo para tocar igual que ellos.

Que tengan bonita semana, y recuerden,

Viva La Vie Boheme.

14 de abril de 2012

Los Buenos Viejos Tiempos

Bueno muchachos... hoy pienso seguir evitando hacerle cambios al blog (prometo hacerlos y explicarlos pronto), y seguir con el formato usual. Para eso, hoy traigo un amor platónico.

Hacía mucho que Simón, uno de mis mejores amigos, no escribía en su blog... y tras haberlo molestado un rato para que lo hiciese, publicó esta entrada. Cuando la leí, me encontré la siguiente imágen (con el pie de foto: "Nota: Este es mi celular"):


Morí de risa, y eso me recordó mis propios celulares onda ladrillo y lo mucho que amo el cliché de los "Latateléfonos". Así caí en la cuenta de que esa no es la única cosa "retro" que me encanta.

Para empezar amo los fonógrafos y los discos de vinilo.  Amo las máquinas de escribir y me encanta leer el periódico. Bueno, me encantaba. Cuando su contenido era un poco más sustancial que las malas noticias de siempre. Y me agrada oler la tinta. Me gusta Frank Sinatra, Charles Aznavour, Chet Baker... esa clase de música. Extraño (onda "muero un poco por dentro con su ausencia") la época en que los teléfonos fijos de las casas (CON CABLES) eran casi el único medio de comunicación que usábamos. Extraño la época en la que era raro y especial tener un celular, los monitores de las computadoras eran unos monstruos que te ocupaban media sala, y la red social favorita de todos era la acera de nuestras casas, acompañados de nuestros vecinos. Extraño escribir y mandar cartas sin parecer miembro de alguna secta extraña. Extraño los años cuando (tengo fotos que lo prueban) el área metropolitana no estaba taaan sobrepoblada. Extraño mandar e-mails largos y que la gente se moleste en contestarlos, las cámaras análogas y las familias un poco menos desgastadas. Creo que todos extrañamos cómo eran nuestras familias cuando estaban un poco menos usadas. Extraño la época en la que incluso la "gente grande" parecía inocente y creía que el honor y las promesas duraban para siempre. Extraño los años en que no sabía lo que era asumir lo peor de la gente mucho antes de que mis padres empezaran a desconfiar siquiera.

Creo que tal vez nos tocó vivir en una época en la que nuestro mundo es bastante más cruel que el de nuestros padres. Nos tocó vivir en un momento en el que tuvimos algunos años de un mundo bello que extrañar. Tenemos mucha suerte comparados con los niños que ahora mismo están naciendo.
Creo que no soy la única a la que le enferma ver la cantidad de casas caja-de-zapatos (construidas en serie, todas iguales, como pequeños ejércitos), que se tragan nuestros cerros verdes día con día. No puedo ser la  única que - aunque ve su utilidad - detesta facebook, twitter, los smartphones, las aplicaciones, el internet ilimitado en los teléfonos, e incluso los programas "obsoletos" como el messenger. Creo que no soy la única que tiene una relación de amor y odio con la tecnología; que cambiaría toda la "comodidad" de estar constantemente "comunicada" por la oportunidad de regresar a los noventas... los ochentas... los setentas... o cualquier otro momento en que nuestros amigos fueran gente con caras en lugar de monitores, y con manos en lugar de celulares.

En fin. Mi amor platónico de hoy son los buenos viejos tiempos. Las personas que se fueron quedando atrás habiéndolo querido o no. Las fotos, las caricaturas, la ropa, la convivencia. Todos aquellos a quienes jamás me perdonaré por nunca haber peleado con más fuerza por no perderlos. Aunque tal vez esa última lista se reduce a tan sólo una persona y muchos años.

9 de abril de 2012

¿De dónde saco tanta estupidez?

Yo no sé de dónde saco tanta ocurrencia loca y enferma, pero me impresiono yo solita. Por ejemplo hoy, en la iglesia, a plena misa de Pascua, me surgió una duda existencial interesante...

¿Cómo es que soy capaz de pensar tantas estupideces juntas en lugar de concentrarme en la misa?

Mientras las personas iban por la vida solemnemente adorando a su Dios y cosas así, estas eran las locuras que yo estaba pensando:

"Oh, la chica que le ayuda al padre está bonita... y oh! trae converse blancos! Hmm... ¿cómo se llama la gente que le ayuda al padre? Creo que acólitos... pero, ¿y si es mujer? ¿cómo se dice? ¿Acólita? No! Eso se oye horrible! Ok, a ver... ¡deja de pensar estupideces, carajo! Concéntrate en la misa... "

Pasaban uno o dos minutos de no entender qué rayos estaba diciendo el hombrecillo que hablaba,

"...la chava que está sentada adelante de mi parece estar bonita... bueno, al menos tiene muy buenas pompas, pero de seguro eso es obra de sus pantalones. Nunca he visto a nadie que se vea mal con unos pantalones como esos. Está bien arreglada... sus uñas están impecables... y es muy alta - ah, no. Es que trae tacones. Hmm... ¿la que está sentada a su derecha será su hermana o su mamá? Sea quien sea, pobrecita, está fea con ganas. Es como una versión en feo de *nombre de una conocida*. Uy, hablando de parecidos, la bonita es la viva imagen de mi prima *nombre* si le quitáramos los cachetes, y le pintáramos el cabello oscuro..."

Esto siguió por mucho tiempo en vueltas interminables alrededor de Gregor Mendel y sus teorías de genética, mientras yo trataba de averiguar qué habían heredado de su papá (presumiblemente un señor calvo a su derecha) y qué de su mamá (factor desconocido).

Luego hubo dudas existenciales, medio blasfemas, sobre la autenticidad de las creencias de toda esa gente bonita que llenaba la iglesia a la que me arrastraron mis padres hoy por la mañana:

"...¿Por qué a las Iglesias de este mundo les gusta tanto decir que hay "un sólo Dios", que las creencias de otros no son válidas, y por qué les gusta tanto mandar a medio planeta al infierno si no somos exactamente como ellos dicen que deberíamos ser? ¿No debería importar más la ética que lo bien que puedas repetir las palabras de su librito y juzgar a otros? ¿Que tal si un día yo decido inventar una religión donde el mayor pecado sea la estupidez y el código de conducta sea simplemente ser la mejor persona que puedas ser? Es más ¿Qué tal si un día alguna autoridad universal dice que el único pecado es la intolerancia y que todos ellos se van a ir al "infierno"? ¿De qué les van a servir entonces todas sus misas y los millones de veces que rezaron el credo?..."

Ah, y claro, siempre está el continuo "¿eso es un bebé llorando? Sí! Chócalas, niño. Tú sí que sabes de qué se tratan la misa y la iglesia."

(ya sé, ya sé... me voy a ir al infierno... Pero no se preocupen, siempre me ha gustado el calor).

Conclusión: Soy un desmadre, pero al menos espero hacerlos reír de vez en cuando.
Que tengan un bonito mes, y recuerden,

Viva La Vie Boheme